La tradición de tomar las uvas con las campanadas de medianoche del cambio de año consiste en tomar una uva al son de cada campanada, y se dice que si se consiguen tomar las doce en su momento, el año nuevo será próspero y feliz. Esta tradición no tiene ningún fundamento místico ni espiritual, si no que surge de un interés económico de primeros de siglo. En el año 1909 había un gran excedente de uva en Alicante y se inició este ritual para dar salida al producto sobrante.
Otra tradición arraigada relacionada con la uva y el fin de año, es brindar con cava, champán o sidra. No tiene nada de malo si no se bebe en exceso. Lo que puede provocar algún susto es poner una pieza de oro dentro de la copa. Atragantarse es pagar un precio bastante elevado por la posibilidad de buena fortuna, y tampoco tiene ningún origen espiritual. Yo no lo recomiendo.
Si buscamos el simbolismo místico de la uva, veremos que simboliza abundancia, bienestar material y fertilidad, así que aunque el origen de la tradición sea por causas materiales, se puede seguir el ritual. Tampoco hay ningún inconveniente en cambiar las uvas por otros productos según el excedente del mercado, las posibilidades de cada uno, o las preferencias. Podemos encontrar personas que, en vez de uvas, toman gajos de mandarina, aceitunas o cualquier otro producto que les apetezca.
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