En el tarot influyen tres tipos de energía: La del tarot, la del/la tarotista y la del/la consultante (por esta razón una persona no se puede echar el tarot a sí misma). Cuando el/la consultante no está presente, se necesita algo que simbolice su energía, algo que le identifique, y lo más personal es el nombre completo junto con la fecha de nacimiento, pero también sirve una foto reciente. Cuando preguntamos por la relación con otra persona, necesitamos identificar a esa persona con una carta y se elige la carta del tarot que más le pueda simbolizar, normalmente mirando si es hombre o mujer y su edad.
Podemos encontrar diferentes tipos de tiradas de cartas. Algunas de ellas sirven para todo y otras son específicas según la pregunta que se realiza. Por ejemplo, la tirada de la cruz celta va muy bien para preguntas generales, pero también hay tiradas que contestan "si" o "no" a una pregunta concreta, otras que aconsejan cuando hay dudas, otras que indican el futuro de la relación con una persona específica, etc.
En cada tirada, dependiendo de la posición en que se encuentra cada carta, nos hablará de aspectos distintos. Por ejemplo, la carta del carro simboliza viajes (a grosso modo). Si la carta del carro cae en el lugar de la tirada que indica el pasado, las cartas nos estarán hablando de un viaje que se realizó, pero si ésta cae en la posición del futuro, estarán indicando un viaje que se realizará.
Se obtiene información adicional de las cartas acompañantes. En el ejemplo de la carta del carro: si va acompañada de la carta del sol, el viaje será feliz, y si va acompañada de la carta de la torre, es un viaje peligroso que hay que evitar realizar.
Con la práctica, cada tarotista va aprendiendo más, nuevas combinaciones de cartas, nuevas tiradas y adquiriendo más experiencia.
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